Compartiendo la Misión
Un año más hemos sido invitadas a distintos colegios tanto públicos como concertados para dar testimonio de nuestra experiencia misionera. No es fácil hacerlo, unas veces porque no encuentras quien desee compartir y otras porque se tiene la impresión de que no somos escuchadas y por otro es por la dificultad de poder transmitir lo que se vive o se ha vivido desde el lado personal, es como tener que explicar como se ama…¿como poder hacer llegar esa vivencia? no es fácil pero de alguna manera hay que saber abrir el libro de la vida y los que miran y contemplan puedan ver el mensaje que deseamos entregar, la invitación a seguir a Cristo desde su propia vida, abrir el libro de la generosidad para saber entregarnos a los demás a cambio de nada, a hacerles entender que hay algo mucho mas de los ordenadores, tabletas, móviles y otros artefactos de la tecnología que nos comen la vida.
Hemos tenido suerte de que los colegios nos invitaran, en esta ocasión me acompañó Sor Bernardeta Chuma y en otras ocasiones hermanas que han pasado por León o han venido de fuera.
Personalmente puedo compartir con vosotras que he tenido la suerte de ir a algunos Institutos y en uno en concreto, he sentido algo de miedo, sabia que entraba pero no como saldría de allí. En este en particular tuve un encuentro con tres grupos diferentes y pude descubrir una realidad cruda y sufriente, jóvenes totalmente desorientados, dolidos, con una falta de afectividad grande, que los lleva por caminos poco ortodoxos y peligrosos. Salí de allí con un sabor agridulce y a pesar de las tragedias, sentía satisfacción… como si hubiera entregado un poco de esperanza.
Al estar en contacto con los chicos y chicas fuera de las aulas se pude descubrir otro mundo donde podríamos hacer mucho, pero las limitaciones de otros trabajos nos impiden frecuentemente una pastoral de cercanía, de camino andando entre dos, de escucha sobre todo y acompañamiento. No quiero decir con esto que en los colegios sea fácil, no, creo que es una ardua tarea, complicada y de un gran esfuerzo, no entendáis mal por favor, lo digo desde una experiencia de contacto directo en otra línea que no es la de la educación sino de contacto más informal donde los adolescentes y jóvenes se abren de una forma distinta. Te sienten cercana.
Compartir lo que hemos vivido, queda como veis muy pobre, explicarlo puede sonar a lejano, vivirlo es palparlo y sentirlo, lo real, sin dosis de imaginación.
Agradezco a los que hacen posible que podamos vivir estas experiencias y agradezco a Sor Bernadeta su aportación.
Sor Lucia Santos