
“… que cuantos siguen el carisma de Santo Domingo, apóstol incansable de la gracia y del perdón, compasivo con los pobres y firme defensor de la verdad, sean testimonios de la misericordia, profesándola y encarnándola en sus vidas, y sean signo de la cercanía y ternura de Dios para que la sociedad actual redescubra la urgencia de la solidaridad, el amor y el perdón”. (Papa Francisco)
Leer documento completo en PDF