Con el bastón en una mano para agilizar y afirmar el paso. Con la Palabra de Dios en la otra mano para sostenerse en la Predicación. Con el corazón henchido de anhelos sueños y realismo de apóstol/testigo, se lanzó Domingo mundo a través, sin más convicción de que Dios estaba con él y le impelía a anunciar la Buena Noticia de la salvación para todos.