
Como rezaba una frase en el Altar, ‘El Señor es mi Pastor, nada me puede faltar’. Y eso precisamente es lo que ha ocurrido durante estos 50 años de mi vida religiosa: el Señor me ha mantenido en su fidelidad y me ha conducido a pastos inesperados, pero no por eso menos jugosos y abundantes.
Seguir leyedo JUNIO 2018 en PDF