La Cuaresma es un teimpo privilegiado para intensificar el camino de la propia conversión. Éste camino supone cooperar con la gracia, para dar muerte al hombre viejo que actúa en nosotros. Se trata de romper con el pecado que ahbita en nuestros corazones, alejarnos de todo aquello que nos apate del Plan de Dios, y por consiguiente, de nuestra felicidad y realización personal.
La cuaresma es uno de los cuatro tiempos fuertes del año litúrgico y ello debe verse reflejado con intensidad en cada uno de dols detalles de su clebración. Cuanto más se acentúen sus particularidades, más fructuosamente podremos vivir toda su riqueza espiritual.