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ITINERANCIAS…

ITINERANCIAS…

Domingo de Guzmán el mensajero de la Palabra, el portador de la Verdad, el Predicador itinerante, el andarín incansable, se despide de sus hijos con la promesa de serles más útil desde el cielo a donde se dirigía… y con la súplica de no ser enterrado en otro lugar que bajo los pies de sus hermanos. Un deseo que ellos cumplieron enterrándole en la iglesia de San Nicolás en Bolonia.

Mientras los fieles necesitados acudían al sepulcro en busca de remedio para todos sus males, y los exvotos iban llenando el lugar, los frailes no se decidían a hacer pública la santidad que reonocían en su Fundador… Bastaba, decía, con que Dios lo supiera.

El sepulcro había quedado a la intemperie, expuesto a los diversos cambios climáticos, debido al derribo de la iglesia para edificar una nueva. Los hermanos pensaban que sería bueno trasladar los restos a un sepulcro más digno… Pidieron opinión sobre el traslado al papa Gregorio IX de quien recibieron reproches por tan largo descuido…

Comenzaron los preparativos pero temían, dudaban de cómo encontrarías el cuerdo después de 12 años expuesto a la lluvia y al sol, y de si el pestilente olor que de allí saliera, tumbadisminuiría la opinión de susantidad. Decidieron hacerlo de noche a la luz de unas antorchas. Empezaron a quitar el cemento que estaba fuertemente agarrado… cuando levantaron la losa que cubría la tumba, un maravilloso e indescriptible aroma invadió el ambiente.

¿Quién podrá expresar aquel momento? Depositaron el cuerpo en un nuevo féretro de mandera de cedro y quedó cerrado con tres llaves.

El itinerante va a comenzar otros itinerarios no deseados por él… Se fijó la fecha del 24 de mayo para, tras una solemne ceremonia, y en el marco de la celebración del capítulo general, trasladar el féretro en un sarcófago de mármol dentro del altar.

Y Domingo sigue itinerando. Un tiempo después, se traslado su cuerpo del sencillo sepulcro a otro más «digno y decorado». En esta segunda traslación se abrió el féretro y la cabeza fue presentada a todo el pueblo desde un púlpito levantado fuera de la igelsia. Una tercera vez se abrió y se colocó la cabeza en una urna de plata para facilitar su veneración. Otra nueva reforma le convirtió en el monumento bellísimamente decorado que hoy conocemos.

Fueron pues varias «itinerancias» hasta quedar colocado en el mausoleo actual de la Basílica de Santo Domingo, bajo la mirada maternal de María, madre de los predicadores, en la advocación del santo rosario que tiene su capilla enfrente. Los dos nos siguen guiando y protegiendo en nuestras itinerancias…

Sor Mª Dolores Requejo