Sor Lucía Santos, como Delegada Diocesana de Misiones, ha
asistido a las jornadas que se han desarrollado en la sede de la
Conferencia Episcopal Española, en Madrid del 20 al 22 de mayo.
Se trataron temas como el voluntariado al servicio de la
misión, la liberación de la esclavitud, el voluntariado al servicio
de la animación misionera, en los territorios de misión, así como de
los bienes económicos al servicio de la misión.
De la experiencia voluntaria y los testimonios compartidos en esta
jornada, se ha destacado que desde el corazón mismo de la experiencia
misionera es importante el «estar», además de trabajar con libertad y
con austeridad, sin olvidar, como también señaló hace poco el Papa
Francisco, que «si la Iglesia no proclama a Jesucristo nos convertiremos
en una ONG». “No debemos olvidar que la Iglesia o es Misionera o no es
Iglesia, por lo que toda la pastoral debe ser en clave misionera».
Un proverbio africano, recordado por José Morales, Padre Blanco,
señala la necesidad de «no ser cuchillo, sino aguja que une, que cose»,
ser aguja para coser y para unir. Un deseo y compartir misionero que
se sitúa en la raíz y esencia misma de la pastoral misionera y del
trabajo de animación misionera, porque sirve para unir, para
encontrarse, para mover siempre desde el encuentro y la mirada con
Dios, desde una pastoral de la escucha y del respeto, con objetivos que
posicionen en toda la pastoral de la diócesis la visión y la clave
misionera.
En las últimas décadas son muchas las personas que con carácter
voluntario están ofreciendo su tiempo, sus talentos y sus vidas al
servicio de la misión.
La Iglesia necesita reflexionar sobre este fenómeno de gratuidad
personal. No es el número, aunque de hecho es muy grande, es el
gesto de donación que hace posible el intercambio de bienes y de
servicios. Por esta razón las Jornadas son la ocasión para la reflexión
sobre:
La identidad eclesial del voluntariado, donde la vocación misionera alcanza su máxima expresión.
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