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La soberbia es la semilla de todos los conflictos

By 20 junio, 2013No Comments

Para el cristiano, Jesús es el «todo» y de aquí viene su magnanimidad. Son palabras del Papa Francisco en la Misa celebrada en la Casa Santa Marta. El Papa ha afirmado que la justicia que nos trae Jesús es superior a la de los escribas, al ojo por ojo y diente por diente. «Si uno te golpea la mejilla derecha, ofrécele también la otra». Se ha centrado en estas palabras conmovedoras de


Jesús, dirigidas a sus discípulos. Lo del bofetón, observó el Papa, «se ha convertido en un clásico para reírse de los cristianos». En la vida, dijo, hay «una lógica normal» que nos enseña a «luchar a defender nuestro lugar» y si nos dan una bofetada, «nosotros contestamos con dos, así nos defendemos». Jesús, después del bofetón en la mejilla, va más allá y nos pide que demos el manto. «La justicia que Él nos trae es otra justicia, totalmente distinta al ojo por ojo y diente por diente. Es otra justicia». Y esto -observó el Papa, lo podemos entender cuando San Pablo habla de los cristianos como «gente que no tiene nada pero que lo posee todo». Entonces la seguridad cristiana está justamente en este «todo» que es Jesús. «»El cristiano es una persona que ensancha su corazón, con esta magnanimidad, porque tiene el ‘todo’, que es

Jesucristo. Las demás cosas son ‘nada’. Son buenas, sirven, pero en el momento del enfrentamiento elige siempre el ‘todo’ con la mansedumbre, con la mansedumbre cristiana que es el signo de los discípulos de Jesús: mansedumbre y magnanimidad. Y vivir así no es fácil, porque te dan verdaderos bofetones. Y sobre las dos mejillas. Pero, el cristiano es manso, el cristiano es magnánimo, ensancha su corazón. Pero cuando nos encontramos con estos cristianos de corazón reducido, con el corazón arrugado que no van hacia delante… ¡esto no es cristianismo! Esto es egoísmo disfrazado de cristianismo». «El verdadero cristiano -dijo de nuevo- «sabe resolver esta oposición bipolar, esta tensión entre el ‘todo’ y el ‘nada’, como Jesús nos aconsejó: ‘Buscado primero el Reino de Dios y su justicia, y todo te vendrá por añadidura».

Recemos al Señor, para que «ensanche nuestro corazón, para que «nosotros seamos magnánimos, seamos mansos», y no luchemos «por las pequeñeces, por el ‘nada’ de cada día».