Después de unos días de reflexión y oración con el P. Ricardo de Luis Carballada O.P. todas las capitulares junto con las hermanas de la comunidad de San Lorenzo de El Escorial hicimos una escapada para ver las Edades del Hombre que como todos sabéis, se celebran este año con motivo de los 500 años del nacimiento de Santa Teresa.
Así el día 17 salimos rumbo a Alba de Tormes, donde después de visitar la Exposición, aprovechamos para ver también el museo dedicado a Santa Teresa y a continuación asistimos a la misa del peregrino. Muy elocuente estuvo el celebrante que durante la eucaristía hizo constante alusión al éxito de nuestro capítulo invocando también la protección de Santo Domingo y Santa Catalina.
De camino a Ávila hicimos una parada en Peñaranda de Bracamonte para reponer algo las fuerzas y así llegamos a Ávila, aunque con un poco de retraso según lo que estaba previsto.
El itinerario en Ávila estaba bien programado por lo que empezamos la visita en el monasterio de Gracia, aunque no todas, pues algunas un poco cansadas ya se fueron directamente a Mosén Rubí. La visita en esta primera sede fue breve pero no por eso menos interesante.
Nuestra iglesia de Mosén Rubí fue la siguiente visita, nos encontrábamos en casa y antes de comenzar posamos para la prensa.
David Sánchez, antiguo alumno del colegio y guía de la exposición no dejó detalle en su explicación para ilustrarnos acerca de una de las figuras religiosas y literarias más destacadas de la historia, como es Santa Teresa.
Y con su compañía nos trasladamos cruzando el Mercado Chico hasta la cercana Iglesia de San Juan, donde se hacía el relevo de guía. Ahora nos acompaña Héctor Muñoz, también antiguo alumno del colegio. Y delante de la Iglesia donde fue bautizada Santa Teresa inmortalizamos este día en varios reporteros gráficos.
San Juan, otro espacio que estuvo muy ligado a la Santa y a la época que le tocó vivir. Allí Héctor con gran sabiduría y sencillez nos mostró obras de una calidad excepcional y ejecutadas por artistas de fama universal.
Terminada nuestra ruta cultural, no podíamos marchar sin compartir con nuestra comunidad de Ávila la merienda, preparada con todo el cariño y detalle, que puso el broche de oro a nuestra jornada. No nos queda nada más que decir ¡GRACIAS! a todas las personas que han hecho posible esta jornada tan buena, y en la que hasta el tiempo se comportó.