En vísperas de la Apertura Oficial del EEJ de Ávila 2015, llegamos a nuestra Casa de Mosén Rubí cargadas con el material para el Stand de FD en el que íbamos a participar la Encargada de PJV, con cinco de nuestras junioras y la Formadora, junto con el Coordinador de PJV de FD, Fray Javier Garzón, y otra componente del Equipo, Sor Isabel Górriz, de las Dominicas de la Enseñanza.
¡Cuántos preparativos! pero esta carga se vio muy aliviada por la generosa ayuda y disponibilidad de nuestras Hermanas de Ávila.
Y llegó el momento: Emprendimos marcha hacia la cercana plaza de Fuente el Sol, lugar de la Feria Vocacional, cargadas con las largas figuras de cartón de una religiosa y un fraile para que los jóvenes se fotografiasen poniendo su cara; la mochila cargada con bolsitas de los truquitos de magia, que habíamos preparado con el material aportado por las Hermanas de Lerma, para regalar a los jóvenes; los posters, material de promoción que teníamos preparado, algunos carteles de jóvenes OP, y cuanto podía ser de utilidad (¡hasta capas y sábanas, pues había que vestir las mesas de blanco y negro…) Por supuesto, la Biblia y una vela, que no podía faltar La Palabra en el stand de la Orden de Predicadores. De fondo, los dos grandes murales de las campañas de PJV: ‘CONVOCADOS’ y la de este curso: ‘EN-VIA-DOS’; ¡Preciosos!, con los que Javier vino acompañado desde Valencia, así como libritos de los santos dominicos editados estos últimos años por PJV OP, y que regalamos a los jóvenes que llegaban con más interés.
Lo demás se resume en ‘NO PARAR’. No dábamos abasto en atender a cuantos iban llegando, invitándoles a continuar la predicación dominicana con el mensaje de los trucos de magia que les enseñábamos (cada juniora se había ‘especialido’ en uno para hacer la tarea más operativa); además de contestarles a las preguntas de sus gymkanas, y luchar para que el viento, que aunque agradecíamos bajo el tórrido sol, nos dificultaba mantener erguidas las figuras de cartón mientras los visitantes se fotografiaban tras ellas.
Tuvimos oportunidad también de cantar el himno oficial de nuestro jubileo 800 años, que las junioras acompañan con gestos hechos baile. Y de vivir montones de experiencias!
El último día, al coincidir con la solemnidad de nuestro Padre, no pudimos contar ya con nuestras Hermanas de Valladolid, por lo que la tarea se complicó aún más, pues quedaban muchos jóvenes y grupos aún por pasar por la feria. Pero resultó gratificante el que todos llegaban felicitándonos; ante nuestra sorpresa, supimos que como todos rezaban laudes, y se aludió a Nuestro Padre y nuestra celebración, al ver el Stand de los Dominicos, ¡cuánta efusividad por parte de todos! Verdaderamente el balance es de haber vivido una experiencia de gozo dominicano, en familia.
Y, por supuesto, las hermanas de la Comunidad que nos acogían no dejaron de hacerse presente y de contribuir con sus respuestas a las preguntas de los jóvenes ¡y mucho más!: Fueron el Buen Samaritano de la Feria, pues, por la cercanía de nuestra Casa, el claustro se convirtió en el cuartel general de tantos como veían imposible trasladar todo cada noche a sus lugares de residencia, -ya que los stands no tenían puertas y había que recogerlo cada noche.- Además de facilitar el acceso al baño como si se tratase de los ‘servicios públicos’. No faltó hasta dar ‘hospedaje y comida’ a uno de los peregrinos que enfermó y su acompañante, ya que los lugares que los acogían cerraban a las 9:00 h. y sólo volvían a abrir a las 24:00h.
No es extraño que al final, al vernos, algún grupo nos sorprendiese coreando a nuestro paso con gran entusiasmo: ¡Dominicas, -y palmas:- plas, plas, plas!
Nos encargamos de completar gustosas el agotamiento participando en lo único que el apretado horario nos permitía acompañar a los peregrinos: los actos de la noche. Y quien quedaba aún en Ávila, también se sumó a la Vigilia de oración y la Eucaristía de Clausura, junto a Hermanas de aquella Comunidad.
Ahora, a seguir entusiasmándonos con la celebración de nuestro cercano Jubileo.
E invitaros a seguir con la acción de gracias a Dios por el don de nuestro precioso carisma dominicano, vivido en nuestro ser misionero.
