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Santa Catalina de Siena

By 28 abril, 2016No Comments

Santa Catalina

La llamada a ser una dominica es una llamada a ser una predicadora, así lo entendió Santa Catalina.

Las Constituciones primitivas de la Orden nos dicen: “Esta Orden fue fundada para predicar el Evangelio”, y el documento de Bolonia, para toda la Familia dominicana, nos recuerda que “Nuestra misión particular es la proclamación de la Palabra de Dios”.

¿Qué es una predicadora? Es alguien que le ha sido confiada la Palabra de Dios para los demás: alguien que siente la urgencia por decir la palabra de la verdad, el amor, la misericordia y la justicia que ella misma ha recibido de Dios en Cristo Jesús. Alguien que, como Pablo y Catalina, sabe que no debe negarse a proclamarla, aún cuando ella se sienta incapaz.

¿Somos nosotras predicadoras? ¿Tenemos el mismo ardor y deseo que tuvieron nuestros santos y santas para compartir con los demás la Buena Noticia que nos ha sido confiada? Nuestro O.P. debe responder a la realidad.

La Palabra de Dios puede ser predicada de mil maneras distintas. (en el hospital, en clase, en retiros, en visitas a enfermos, el escritor, el artista, el enfermo…) Y debemos buscar los nuevos lugares de la predicación, aprender a ser flexibles y creativas en nuestra predicación. Éste ha sido el caso de las mujeres en la Orden, como Santa Catalina (en una celda de prisión, al papa, a un moribundo, a un soldado…)

Nuestro mundo de esta parte del siglo XXI es un mundo que nos provee el contexto y la agenda para nuestra predicación dominicana: (explotación, hambre, exilio, erosión de los derechos humanos, abuso de los recursos de la tierra, drogadictos, desempleados, desesperanzados…)

Cuando una mujer dominica proclama la Palabra, si es fiel y verdadera, debe hacerlo desde su propia experiencia de cómo iluminar la condición humana y desde su experiencia femenina de la condición humana.

Ser predicadoras dominicas en el mundo de hoy, significa tener dos criterios bien claros: un estilo de vida evangélico y una conciencia teológica. Criterios que encarnó Santo Domingo y los primeros predicadores y que Santa Catalina puso en práctica con su vida.

Tomando a Jesús como modelo descubrimos que el estilo de vida evangélica tiene tres dimensiones esenciales: simplicidad, compasión y disponibilidad.

El criterio de conciencia teológica fue tenido muy en cuenta por Santo Domingo. Sabía que para ser fiel a esta llamada un predicador necesita aprender y estar abierto a nuevas ideas toda su vida. Este hecho establece un nuevo desafío, como también una nueva invitación, a las mujeres de la Orden. Nos pide que estemos dispuestas a estudiar, si queremos lograr nuestra vocación como predicadoras, que implica además una actitud hacia la vida a la vez reflexiva y llena de fe.

Santa Catalina siempre estuvo en la vanguardia.