El final del curso escolar y la temporada veraniega que inauguramos nos sitúa en el tiempo de vacaciones. Las vacaciones laborales se entienden como el derecho que tiene todo trabajador a que se le conceda un descanso remunerado por el hecho de haber trabajado un determinado tiempo. Es un periodo en que se rompe con la rutina y se piensa más en descansar y realizar otro tipo de actividades.
Hoy día, para bastantes personas, está cambiando el concepto de vacaciones. Supone más bien un cambio de actividad; los estudiantes con cierta edad buscan trabajos mal remunerados para ganarse unos dinerillos que les faciliten hacer frente a los estudios; los parados buscan su oportunidad, y los que tienen un trabajo remunerado cuentan los días para dejar de trabajar, o sea todos buscando lo que no tienen.
Todos, necesitamos hacer un paréntesis en las tareas cotidianas. Al menos cambiar de ambiente, de actividad. Y esperamos el tiempo de vacaciones como una oportunidad. Todos las necesitamos, pero muchos no pueden disfrutar de ellas, es un derecho no efectivo. Hay muchas personas que, por diversos motivos, se ven obligadas a vivir en el verano como en el resto del año: los que deben continuar trabajando para sostener a la familia, los parados, los que viven solos, los ancianos, los enfermos… son personas que frecuentemente en este período, sufren aún más la soledad.
Algunas pautas que pueden orientarnos en el “cambio de actividad”:
- Fomentar la serenidad y relajación especialmente con los que durante el año hemos estado tensos.
- Disfrutar de largos paseos, si es posible también del silencio, Las prisas y el estrés nos impiden saborear muchas sensaciones que en el día a día nos pasan inadvertidas.
- Aprovechar para dialogar con la familia y amigos, visitar a quien hace tiempo no vemos, disfrutar de un café, en buena compañía,
- No dejarse llevar por el excesivo ajetreo. A veces, volvemos de las vacaciones, más agotados de lo que fuimos. El secreto de un buen verano no está tanto en hacer mucho, en viajar mucho, en gastar mucho… cuanto en disfrutar con aquello que, durante el resto del año, no hemos podido llevar a cabo.
- Y sobre todo no olvidar que aunque estemos de vacaciones, somos y debemos vivir como cristianos, recordemos las palabras del papa Francisco, “no se es cristianos a tiempos, si no en todo momento”.
El Papa Francisco renuncia a sus vacaciones de verano en solidaridad con quienes no pueden costearse un descanso, “Si la gente no tiene plata para las vacaciones, también el Papa debe renunciar a ellas”, habría dicho según insistentes versiones que circulan en el Vaticano.
Son muchos los que con la crisis no es que no tengan vacaciones, es que están suplicando, tener trabajo aunque sea en periodo de verano.
¿A qué estás dispuesto a renunciar tú, si eres de los privilegiados, de los que se pueden permitir, al menos un cambio de actividad durante este verano? ¿Cuál será tu opción este año?