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UNAS VACACIONES DIFERENTES

Si preguntase por las vacaciones perfectas ¿Cuál serían las tuyas? Playa, montaña, en familia, con amigos… Cada una de ellas es diferente y cada una nos aporta algoque no tenemos, o tenemos menos durante todo el año.

Pero quizás habría que pensar en lo que de verdad queremos que sean nuestras vacaciones. Pensar, reflexionar… Mi familia, lo más importante, disfrutar con ella y de ella.

Se acaban las prisas de las mañanas y te levantas, relajada, sin el estrés que nos caracteriza durante todo el año. Una sonrisa de buenos días, un desayuno en familia, una charla relajante, un paseo… descubrir que podemos ser felices con muy poco: una sonrisa, un abrazo y un beso, escuchar y mantener una charla…

No quiero las prisas de los aeropuertos ni de los trenes, el correr porque no llego. ¿Dónde nos toca ir hoy? ¿Cerré la puerta de casa?… ¡Relax!

Las vacaciones pueden ser un período de reflexión, de análisis de tu propia vida, convirtiéndose en la antesala de un cambio positivo.

Es muy diferente esperar con ilusión unos días de diversión o descanso o estar desesperado contando los días que faltan para las vacaciones. Y si estás dentro de lo segundo acabas agotado.

Y quizás lo que necesitas es sentarte y pensar ¿qué quiero? Quizás, mientras andas metido en el agobio, ya pienses que algo tiene que cambiar, pero todavía no sabes el qué… y menos el cómo.

Las vacaciones deben permitirte alejarte de la rutina, para mirar tu interior desde otra situación y poder tomar alguna decisión importante.

¿Y por qué no un cambio tras volver de vacaciones?

Busquemos un ratito de reflexión… Es de valientes pensar que no todo lo hacemos bien, que a veces, necesitamos ayuda, que podemos vivir de otra manera, más sencilla, más siendo yo.

Y las vacaciones son el momento idealpara todo esto, sin prisas, sin agobio, sin estrés… Tú y las vacaciones.