TIEMPO DE LA CREACIÓN
Desde el 1 de septiembre al 4 de octubre celebraremos como cada año el Tiempo de la Creación. Esta celebración mundial comenzó en 1989 con el reconocimiento por parte del Patriarcado Ecuménico de la Jornada de Oración por la Creación, que ahora es abrazada por la comunidad ecuménica. La oración es una experiencia y una herramienta activa para sensibilizar y para fomentar relaciones y ministerios transformadores.
En Génesis, Dios estableció una cúpula sobre la Tierra. De la palabra «domo» provienen palabras como «domicilio» y «doméstico»; en otras palabras, Dios coloca todo: a todas las personas y a toda la vida, bajo el mismo techo abovedado, la casa común donde estamos todos y todas, el oikos de Dios. Dios les dio a los seres humanos el ministerio de cuidar y de cultivar la casa común.
El Comité Directivo del Tiempo de la Creación fundamenta el lema en el concepto de oikos, apuntando a la red integral de relaciones que sustentan el bienestar de la Tierra. La palabra ecología (oikologia) describe las relaciones entre animales, plantas, organismos no sintientes y minerales, cada uno de los cuales juega un rol vital en el sostenimiento del equilibrio de esta querida comunidad.
Durante este tiempo litúrgico de la Creación, la familia cristiana ecuménica invita a cada hogar y a cada sociedad al arrepentimiento y a redefinir nuestros sistemas políticos, sociales y económicos hacia economías de vida justas y sostenibles, que respeten los límites ecológicos que garantizan la vida de nuestra casa común.
La gran familia creyente espera que este Tiempo de la Creación renueve nuestra unidad ecuménica, a partir de nuestro llamado bautismal, para cuidar y sostener una transformación ecológica que asegure que todas las criaturas puedan encontrar su hogar para florecer y para participar en la renovación del oikos de Dios.
Desde la CONFER ofrecemos reflexiones, a modo de subsidio para la oración de cada día, durante el Tiempo de la Creación, se van alternando en cada semana una referencia al evangelio del día o bien de los salmos de laudes o vísperas con la idea de poder introducir en la liturgia una pequeña reflexión que nos siga moviendo en la dimensión de la ecología integral y nos sensibilice a buscar acciones y gestos en favor de nuestra casa común y de todos los seres vivos que la habitamos.