La armonía es una buena música para entrar de lleno en el adviento, marcar, dejar nuestras huellas profundas que indiquen la fuerza del deseo de ese encuentro con Cristo en Belén, en Navidad. El encuentro con ese Niño que asume y acoge a todos, a los que amamos, a los que ignoramos, a los que deseamos el mal, a los olvidados, a los cercanos, a la y los hermanos cercanos, a los que caminan junto a nosotros, entre todas podremos descubrir un poco más la realidad de fuera y solidarizarnos con otras realidades concretas de nuestra sociedad.