
Las fibras más sensibles de mi memoria se remueven y reviven en el recuerdo detalles, gestos, frases y actitudes. Todas recordamos tus muchos años de servicio en la recepción de esta casa, el cariño y la palabra de aliento que tenías para las jóvenes residentes. Las largas horas que dedicaste a hacer trabajos manuales para vender o dar a los mercadillos solidarios y así poder hacer alguna aportación económica para las misiones. Era tu servicio a la evangelización, tu labor misionera.
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