¡EL SEÑOR HA RESUCITADO! ¡ALELUYA!
Ayúdanos a cambiar, Señor, nuestra mirada mundana,
egoísta, poco comprometida, temerosa, acomodada.
Ayúdanos a cambiar para mirar las cosas, el mundo,
la vida, la propia muerte con tu mirada y desde tus ojos,
siendo iconos de Resurrección.
Quítanos las anteojeras que vamos construyendo a lo largo de los años,
que nos aíslan del dolor y del sufrimiento de los que caminan a nuestro lado.
Sacude nuestro corazón para aprender a ver
con los ojos llenos de Evangelio y la Esperanza del Reino.
En esta Pascua, Señor, convierte nuestra mirada para hacer posible
y cotidiano el milagro del buen samaritano,
ver al otro y acercarse, no pasar de lado, compartir, ser generoso,
darlo todo por el hermano. Vivir en misericordia.
Cuántas cosas son posibles, si cambiamos la mirada,
si no giramos la cara, si no vivimos encerrados.
En esta Pascua, Señor, abre nuestros ojos, ten compasión de nosotros,
como pedía el ciego del Evangelio, que no veamos borroso,
no sea que confundamos el camino
y creamos encontrarte donde Tú no te has quedado.
En esta Pascua, descúbrenos Señor, tu presencia viva, entre los pobres,
que te reconozcamos en el desnudo, el hambriento, el que está solo, el preso, el enfermo, todos los excluídos…, en quienes nos sales al encuentro cada día, sin que a veces lo advirtamos, por tener el corazón endurecido y los ojos cegados.
¡Resucítanos Señor! Devuélvenos una mirada confiada y compasiva,
la transparencia que habla de lo que abunda en el alma.
No permitas que cerremos los ojos y creamos hallarte en nuestro interior
sin buscarte y encontrarte por donde andas a diario.
Que la ambición, el conformismo, la comodidad
y las falsas seguridades no nublen nuestra mirada.
En esta Pascua, Señor Resucitado, desata ya un vendaval que se lleve las nubes
de nuestras explicaciones fáciles, y también las difíciles,
que te veamos en los soñadores que viven con un corazón de niños y trabajan cada día para hacer que el mundo sea un lugar mejor, más humano y más justo.
Que veamos a Dios que ama hasta el extremo, enséñanos que el alba del sol es más fuerte que la oscuridad de la noche. ¡Cristo resucitado!, enséñanos que la aparente victoria del mal se desvanece ante la tumba vacía y frente a la certeza de la Resurrección y del amor de Dios, nada lo podrá derrotar, oscurecer o debilitar.
¡FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN!