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Quien pierda su vida por mi causa, la salvará…

By 26 junio, 2013No Comments

¡Queridos hermanos y hermanas!

En el evangelio de este domingo resuena una de las palabras más incisivas de Jesús: «El que quiera salvar su vida la perderá, pero quien pierda su vida por mi causa, la salvará» (Lc. 9,24). He aquí un resumen del mensaje de Cristo, y se expresa en una paradoja muy eficaz, que nos hace conocer su forma de hablar, casi nos hace sentir su voz.

Pero ¿qué significa «perder la vida por la causa de Jesús»? Esto puede suceder de dos maneras: ya sea explícitamente confesando la fe, o defendiendo implícitamente la verdad. Los mártires son el mejor ejemplo de perder la vida por Cristo.

Y hoy, en muchas partes del mundo, hay muchos, muchos mártires que dan su vida por Cristo, que son llevados a la muerte por no renegar de Jesucristo. Esta es nuestra Iglesia. ¡Hoy tenemos más mártires que en los primeros siglos!

Pero también existe el martirio cotidiano, que no implica la muerte pero eso también es un «perder la vida» por Cristo, cumpliendo con su deber con amor, según la lógica de Jesús, la lógica del don y sacrificio. ¡Pensemos en la cantidad de papás y mamás que cada día ponen en práctica su fe, ofreciendo concretamente la propia vida por el bien de la familia! ¿Cuántos sacerdotes, frailes y religiosas desarrollan con generosidad su servicio por el Reino de Dios? ¿Cuántos jóvenes renuncian a sus propios intereses para dedicarse a los niños, a los discapacitados, a los ancianos..?. ¡Estos también son mártires! ¡Mártires de la vida cotidiana!

Y tantos, cristianos y no cristianos, que «pierden la propia vida» por la verdad. Y Cristo dijo: «Yo soy la verdad», por lo tanto, quien sirve a la verdad sirve a Cristo.

Una de estas personas, que dio su vida por la verdad, es Juan el Bautista: mañana, 24 de junio, es la solemnidad de su nacimiento. Juan fue elegido por Dios para preparar el camino delante de Jesús, y lo ha presentado al pueblo de Israel como el Mesías, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo (cf. Jn. 1,29). Y murió por la causa de la verdad. ¡Cuántas personas pagan un alto precio por su compromiso con la verdad! Tampoco nosotros debemos tener miedo.

Y a ustedes jóvenes, les digo: No tengan miedo de ir contracorriente, cuando les quieran robar la esperanza. ¡Debemos ir contracorriente! Y ustedes jóvenes, sean los primeros. ¡Sean valientes y vayan contracorriente! ¡Y siéntanse orgullosos de hacerlo!

Queridos amigos, acojamos con alegría esta palabra de Jesús. Es una regla de vida propuesta a todos. En este camino nos precede, como siempre, nuestra Madre, la Santísima Virgen María. Que Ella nos ayude a hacer siempre nuestra la lógica del evangelio.

(De la homilía del Papa Francisco – domingo 23 de junio)