A SANTA CATALINA
Si tú vivieras ahora
y nos trajeras tu “fuego”
Jesús, ardiendo en tu llama,
llenaría el mundo entero…
Ven a remover las brasas,
lleva ceniza en tu viento,
préndenos hoy, Catalina,
pues contigo arder queremos…
Porque no es nuestro carisma
caminar como hombres ciegos,
con una estrella en la frente
y el resplandor de tu incendio.
Esas huellas por Europa
queremos ir recogiendo…
mujer joven, iletrada y…
nunca tuviste miedo.
Fuiste consecuente, honrada,
de fe y carisma un misterio.
Jesús, pan en tus mañanas,
presencia en pobres y enfermos…
Entrar hasta esa “celdilla”
y sentarse allí sin tiempo,
alma en el horno de Amor,
los ojos en el Maestro…
La eternidad se hace instante
y tú quieres extenderlo…
pero… eres dominica…
te espera la calle, el pueblo…
Y tú, pobre mujer frágil,
te lanzas como un guerrero,
sea a servir la familia,
lavar platos, fregar suelos…
Sea recordar al Papa
las promesas… el sendero,
poner paz en las peleas… o
enviar un preso al Reino…
Para tu cuerpo gastado
es como un imán el cielo,
se levanta, se te pierde
“desposorios” y “misterios”…
Fuiste “Iglesia en salida”,
el Señor te envió a ellos…
“Palabra-Amor” son las alas
y tú… “Águila” en el firmamento.
¿Quién te podría parar,
si eres tú tan solo el eco
de Amor que nace y renace
cada mañana en tu seno?
Ese imparable impulso
nos traiga hoy tu recuerdo,
palabra a fuego de espíritu
grabada en vida y en pecho…
¡Vuelve, vuelve, Catalina,
disfruta ese gozo inmenso
de ver a estos hombres santos
guiando el “barco de Pedro”…!
Con menos de treinta años
sin letras, pan o dinero,
sin seguridad ni coches
corres más de mil senderos…
¿Qué disculpa podré dar
que justifique mis miedos?
Porque mirándote a ti
lo nuestro parece un juego…
Con solo treinta y tres años
está todo en flor tu huerto
y ese “tu amado” se asoma
entre las flores de almendros.
Ahora, por fin te has sentado
saciados tus anhelos
puedes contemplar por siempre
sus ojos, su amor eterno…
Sor Rosalía Gómez OP