¡¡¡ALELUYA, JESÚS HA RESUCITADO!!!
¿Qué significa para esto para nosotros?
En primer lugar es experimentar que no estás solo, que el Señor está contigo, camina contigo y actúa en tu vida todos los días. Vivirás en tu vida la presencia de Jesucristo Resucitado que, por el don del Espíritu Santo, lo hace todo nuevo. Por eso, el primer fruto que aparece es la alegría. En medio de las dificultades y problemas. Y podrás vivir en tu vida un milagro permanente, el milagro de la Pascua: el paso del Señor por tu vida, por tus problemas…
Experimentarás paz. No porque se haya acabado el combate, sino porque en medio del combate aparece Jesucristo Resucitado que te regala la victoria.
Lo significamos en la Vigilia Pascual con el lucernario y durante toda la Pascua con el Cirio Pascual. El hombre, herido por el pecado original, vive en la oscuridad y necesita ser iluminado por Aquél que es la luz del mundo: Jesucristo.
El que está “iluminado” es el que cada día se deja iluminar por el Señor, por su Palabra, y tiene luz, tiene discernimiento, tiene los mismos sentimientos y actitudes que Cristo Jesús (cf. Flp 2). El que está “iluminado” puede “saborear” la vida, y por eso, puede vivir en la bendición y en la alabanza, en todo tiempo, porque todo lo vive con el Señor.
Jesucristo ha resucitado, ¡Cristo vive! Este la gran noticia de la Pascua. Este es el anuncio sorprendente que nos hace hoy la Palabra de Dios.
Esto es lo que el Señor te quiere regalar: una vida nueva. ¡Ánimo! Si todavía no has tenido este encuentro con Jesucristo Resucitado, ¡pídeselo! Si ya te has encontrado con Él, ¡disfrútalo! Y con tu testimonio de vida ayuda a que otros se puedan encontrar con Él.
Si crees, ¡verás la gloria de Dios!
¡¡Feliz Pascua, Feliz Encuentro con el Resucitado!!